Es cada vez mas frecuente que se produzcan hechos violentos en los que los protagonistas son los adolescentes. Enseguida surgen las preguntas del porqué de tales actuaciones y la búsqueda de culpables.
Los padres echan la culpa a los profesores y a las televisiones, las televisiones dicen que los responsables son los padres y los profesores se quejan de falta de apoyo a su labor. Que duda cabe que cada uno tiene su parte de responsabilidad.
¿Dónde puede estar el origen de tanta violencia y falta de respeto? Hace unos días me comentaba una amiga su experiencia atendiendo una tómbola benéfica en una fiesta. Me contaba cómo había niños a los que al tocarles un regalo insignificante ponían cara de decepción pero sus padres les hacían ver enseguida algo positivo y los niños se iban con una sonrisa.
En otros casos, ante la decepción del niño que tiraba el regalo al suelo o gritaba y lloraba, la reacción de los padres era comprar mas papeletas o prometerles un regalo.
Estoy convencido de que éstas dos actitudes tan distintas tendrán su reflejo en la vida futura de los niños.
Somos los padres los primeros responsables de educar a nuestros hijos y no podemos buscar culpables fuera si antes no cumplimos con nuestro deber. Tenemos la obligación de dedicar tiempo y esfuerzo y esto supone, entre otras cosas, la existencia de normas en casa. Normas para todos.
Es imprescindible la conjugación del cariño y la exigencia y la existencia de limites desde muy pequeños. Solo entonces, si los padres cumplimos con nuestro deber, podremos exigir a profesores, gobernantes y medios de comunicación sus responsabilidades.
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