Muy relacionada con la fortaleza, la laboriosidad la viven los niños en su trabajo: el estudio. Se trata de cumplir con diligencia los deberes propios y ayudar a los demás en lo mismo. En resumidas cuentas, querer hacer las cosas bien y esforzarse en ello.
Para ayudar a los hijos a adquirir la virtud de la laboriosidad podemos plantearnos las siguientes preguntas:
– ¿Que me preocupa más, las notas o que mis hijos se esfuercen y den lo máximo de sí mismos? ¿Les animo cuando veo que luchan y no llegan?
– ¿Tienen mis hijos un horario diario de estudio y lo cumplen? ¿Que lugar ocupa la televisión en casa? ¿Que razones les doy para que hagan suyas estas ideas y no las vean como una imposición?
– ¿Cuanto hace que no hablo con mis hijos de lo que es la obra bien hecha, y de la satisfacción que produce el hacer las cosas bien y con esfuerzo? ¿Me intereso en que acaben bien sus trabajos escolares, con buena presentación?
– ¿Me preocupo de que en casa haya una ambiente que favorezca el estudio? Silencio, libros (que aprendan a cuidarlos), etc..
– ¿Me doy cuenta que los fines de semana y vacaciones también son tiempo de laboriosidad? En este sentido ¿tienen un horario adaptado a las circunstancias ó se hacen las cosas según van surgiendo?
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