En contra de lo que pueda parecer, el relativismo no es libertad sino un camino seguro hacia la dictadura. Lo afirmaba Robert Spaemann cuando decía que "el relativismo moral absolutiza las modas sociales y culturales". Sólo lo estable, lo no sujeto a capricho, es capaz de garantizar la libertad y la verdad. La única manera de alcanzarlo es buscándolo ya que la verdad se busca, no se construye.
Hace algún tiempo Joseph Ratzinger afirmó que algo común a creyentes y no creyentes era la duda propia de los hombres. En la búsqueda honrada de la verdad hay amplio margen para el entendimiento y el encuentro.
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