Los datos y la evidencia nos indican que cada vez hay menos niños en España, que por tanto la población cada vez es más vieja. Las razones son muchas: miedo al futuro, egoismo, bajos sueldos….. Las consecuencias de la baja natalidad también son variadas; sin embargo no es este el motivo que me lleva a escribir hoy.
Al ver la entrevista, comentada hace unos días, de Leopoldo Abadia sobre la crisis financiera, he recordado un artículo que leí hace años, "España, la natalidad reprimida". En él se reflejaba, con datos estadísticos, que existían muchas personas que anhelaban o bien tener hijos, o tener más de los que habían tenido.
Fíjense al principio de la entrevista cuando Buenafuente le presenta diciendo que tiene 75 años y que una de sus hijas está a punto de dar a su nieto número 37. La reacción espontánea del público es una cerrada ovación.
Y es que en el fondo, un embarazo y un nacimiento son una buena noticia. Forma parte de los anhelos que la mayoría de las personas llevamos en el fondo del corazón y que muchas veces están reprimidos aunque no nos demos cuenta. Eso forma parte de la cultura de vida: alegrarse por la vida humana, por un niño que nace.
Es antinatural rechazar la vida, como hacen los progresistas. La naturaleza tiende a la supervivencia y no hay felicidad mayor que tener un hijo. Un saludo.
Por supuesto. Un hijo siempre es una gran noticia. Porque un hijo es la esperanza, es una gran ilusión es lo mejor que te puede pasar en la vida.