Las sociedades anglosajones ya han sufrido en sus carnes la desestructuración que para la sociedad supone jugar con la familia y el matrimonio. Abundan los estudios que confirman los beneficios sociales y personales de una sociedad basada en familias fuertes, sin menoscabo de que cada cual organice su vida según le parezca.
Han estudiado aquello que hace a las familias estables y resistentes para definir las características que le son propias. La existencia de familias fuertes es fundamental para garantizar la cohesión social. No se debe caer en el error de que estas familias son familias ideales donde todo es un camino de rosas, en ellas se discute pero se sabe perdonar, todos los miembros se saben queridos y apreciados.
Pasan tiempo juntos y la diversión y el ocio no pasan necesariamente por el gasto de dinero, se cumplen las promesas y los compromisos, se viven con buen humor las contrariedades.
Pasan tiempo juntos y la diversión y el ocio no pasan necesariamente por el gasto de dinero, se cumplen las promesas y los compromisos, se viven con buen humor las contrariedades.
Desde pequeños los hijos se ven arropados y protegidos por los padres, también exigidos en función de sus capacidades. Ante los avances se ven reforzados y ante los fracasos, comprendidos y animados.
El punto nuclear de estas familias fuertes es el matrimonio; el amor, entrega, aprecio y delicadeza con que el padre y la madre se tratan en los más pequeños detalles.
El punto nuclear de estas familias fuertes es el matrimonio; el amor, entrega, aprecio y delicadeza con que el padre y la madre se tratan en los más pequeños detalles.
Una sociedad basada en la familia está siempre más protegida en caso de crisis o de catástrofe. De eso se aprovechan nuestros políticos porque saben que los parados generalmente tienen quien les ayude. Un saludo.