Internet me parece una herramienta fantástica para comunicar, expresar y compartir ideas, opiniones y aficiones. Gracias a la red podemos recibir información con rapidez, crear nuestro propio periódico, organizar un viaje o encontrar a antiguos compañeros. Es verdaderamente un invento revolucionario.
Se pueden consultar informes o artículos de opinión, incluso leer libros. Sin embargo es ahí precisamente donde situo el límite de lo digital, he intentado leer un libro en mi notebook, también en los nuevos e-books; pero confieso que no puedo. Necesito tocar la portada, abrir el libro, oler el papel y la tinta y pasar las páginas. El soporte natural del libro es el papel y no creo que nunca pueda ser sustituido.
Mendel el de los libros, una pequeña obra de Stefan Zweig finaliza así: los libros sólo se escriben para, por encima del propio aliento, unir a los seres humanos, y así defendernos frente al inexorable reverso de toda existencia: la fugacidad y el olvido. Seguramente esa sea la grandeza del libro frente a las nuevas tecnologías.
No sabes cuánto me ha alegrado leer este post. Nuestra experiencia es tan paralela que casi podría haberlo escrito yo. Desde los tres años mi vida ha transcurrido entre libros -además de otras cosas y, por supuesto, muchas personas- y aunque también he leído libros en PDA’s y en un lector de EBook que me regalaron, nada es igualable a un libro impreso en papel.