Para mejorar la vida matrimonial es muy importante considerar que el matrimonio no es una mera forma de convivencia, sino que es una entrega total e incondicional del uno al otro. No hay vuelta atrás. Se trata de hacer algo grande, no de ir tirando. Es fruto del compromiso más libre que puede darse: todo y para siempre. Es difícil de entender para la mentalidad actual tan poco proclive al compromiso.
La convivencia es siempre complicada, a veces difícil. Es algo que nos ocurre con frecuencia con nosotros mismos, no sabemos que nos pasa, actuamos de distinta manera a como querríamos, pasamos de estados de alegría a melancolía sin motivo aparente; no nos aguantamos. Si la convivencia es complicada, ¿cómo mejorarla?:
1- Es muy bueno ejercitarse en la amabilidad, ser muy amables y manifestarlo en pequeños servicios, miradas. Ayudará mucho nunca permitir pensamientos negativos sobre el otro ni pensar que pueda hacer algo para fastidiar. Es tremendo creer esto de la persona a la que le has dado tu vida.
2- Buscar y reconocer el bien que posee el cónyuge llena de satisfacción y de buenos sentimientos. Claro que también hay aspectos menos buenos en él, pero también los hay en nosotros mismos.
3- Ser flexibles denota madurez, no hay casi nada que merezca ser casus belli. Hay tantos motivos para estar unidos y tantas historias, deseos y anhelos que compartimos que sería una pena no verlos y recrearlos. Cuando se tomen decisiones es fundamental estar de acuerdo los dos, independientemente de la decisión que se haya tomado.
4- En todos los asuntos trascendentales de la vida, y el #matrimonio lo es, es muy importante desplazar el centro de interés de uno mismo al otro: el centro eres tú, yo me adapto. No podemos cambiar a nadie, pero si podemos ayudarle a mejorar si se siente tratado con respeto, cariño y amabilidad.
5- Traer al recuerdo los planes y deseos del principio y enriquecerlos con la vida actual. Hay que darle “achuchones” a la vida afectiva y tomar la iniciativa, si no se hace así los sentimientos suelen tirar por el camino más cómodo, y en muchas ocasiones no es el mejor.
Las crisis llegan y son buenas si ayudan a dar el salto, para superarlas es muy importante llegar a ellas habiendo madurado como persona.
Y me gusta terminar con esta frase leída hace poco y que encierra mucha sabiduría: “descubrir lo que te ilusiona e ilusionarme contigo”
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